Por primera vez, las mujeres y los laicos tendrán derecho a voz y a voto en un Sínodo, una medida sin precedentes en la Iglesia, que hasta ahora solo autorizaba a los obispos a votar el documento final.

Hasta el momento, se suponía que sólo una mujer, la javeriana Nathalie Becquart, como Secretaria General del Sínodo con derecho a voto, podría votar en la asamblea de octubre.

Los Cardenales Mario Grech y Jean-Claude Hollerich, Secretario General y Relator General del Sínodo respectivamente, han comunicado este cambio ante el Sínodo sobre la Sinodalidad.

Los diez clérigos pertenecientes a Institutos de vida consagrada, elegidos por las respectivas organizaciones que representan a los Superiores Generales, ya no estarán presentes. Serán «sustituidos por cinco religiosas y cinco religiosos pertenecientes a Institutos de vida consagrada, elegidos por las respectivas organizaciones representativas de las Superioras Generales y de los Superiores Generales» y tendrán derecho a voto.

Otro de los cambios será que no habrá «auditores».

Estos serán sustituidos por «otros 70 miembros, no obispos, que representen a otros fieles y que pueden ser sacerdotes, personas consagradas, diáconos o fieles laicos y que procedan de las Iglesias locales». Se pide que el 50% de estos miembros sean mujeres y que se valore también la presencia de jóvenes.

Asimismo, será el papa Francisco quien elija a estas personas de entre una lista de 140 personas indicadas durante las reuniones Internacionales de las Conferencias Episcopales y la Asamblea de Patriarcas de las Iglesias Orientales Católicas.

“Un gran avance impensable hace unos días”

La teóloga española Cristina Inogés Sanz, que forma parte de la Comisión Metodológica de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, ha calificado esta decisión de «gran avance impensable hace unos días».

Inogés ha señalado, en declaraciones a Europa Press, que esta medida se enmarca en los «primeros pasos de lo que debe ser la Iglesia de la escucha y del discernimiento».

«Entra dentro de lo que es la práctica sinodal. En este Sínodo, Francisco ha ido poco a poco aplicando cambios. Verdaderamente, es un gran avance impensable hace unos días. Tenemos que caminar hacia el Sínodo del pueblo de Dios, y este es el primer paso. Creo que estamos ante los primeros pasos de lo que debe ser la Iglesia de la escucha y del discernimiento. Es un paso muy importante y muestra la libertad con la que actúa Francisco», ha señalado.