Queremos ser…
Mujeres pobres y comprometidas con los pobres
Urgidas a insertarnos en la realidad con un estilo de vida sencillo y austero, a dejarnos afectar por el sufrimiento de los pobres y a defender la integridad de la creación como un bien que pertenece a todos.
Estamos llamadas a un compromiso real y efectivo en la construcción de un mundo más solidario y fraterno y a entregar gratuitamente nuestra vida en favor de los necesitados.
Mujeres orantes y contemplativas en la vida
Vivimos la confianza en «Dios Providente, Todo Bien, Sumo Bien». Identificadas con Jesús pobre y humilde, asumimos la realidad de la existencia humana.
Fortalecidas por el Espíritu, vivimos con gozo nuestro compromiso y anunciamos la fe que sostiene y fundamenta nuestra vida.
Mujeres fraternas y creadoras de fraternidad
Aprendemos a ser hermanas de todos desde unas relaciones recíprocas y de igualdad, donde cada persona es acogida, apoyada y valorada en su ser único e irrepetible.
Como mujeres consagradas colaboramos para que este mundo se convierta en un hogar acogedor para todos, especialmente para aquellos que la sociedad excluye y margina.
Mujeres reconciliadas y constructoras de Paz y Bien
Desde nuestro ser de franciscanas nos sentimos llamadas a ofrecer el testimonio de una vida reconciliada y en armonía con todo cuanto nos rodea, a reconocer en cada ser a un hermano.
Como Francisco, queremos ser artífices de paz, de reconciliación y comunión con los hombres y mujeres de hoy y con la creación.