El 12 de Marzo de 2019, fue un día lleno de alegría pues nuestras hermanas Sara y Gloria tuvieron la ceremonia de ingreso al Postulantado. Este día comenzó con un tiempo de silencio y oración personal recordando el: «Aquí estoy Señor, quiero ser tuya».

En compañía de las hermanas de las diferentes comunidades de Lima, se dio inicio a la ceremonia, compartiendo diferentes momentos que nos llenaron de gozo y agradecimiento pues la VOCACIÓN es un DON que parte de la iniciativa de Dios, quien elige y hace resonar en el discípulo su invitación “Sígueme” y requiere una respuesta libre y generosa.

Dentro de la ceremonia, Sara y Gloria recibieron el crucifijo como signo distintivo de la presencia de Jesús en esta etapa de formación dentro de nuestro Instituto, viviendo en humildad, pobreza, sencillez, disponibilidad e itinerancia que acogió Francisco y María Ana. Al finalizar se consagraron a María, Madre del Divino Pastor, quien es ideal, estímulo y garantía de nuestra entrega y a quien pedimos la protección de la vocación de Sara y Gloria.Son muchas las experiencias que cada una guarda en su corazón y que quieren compartirla con todas nosotras:

«Este fue un día muy especial para mí, que quedara marcado en la historia de mi vida y de la Congregación porque me pongo a disposición del Señor, entregándole mi corazón y todo la vida que El me regala, dándole un sí que lo renovare cada mañana. Estos son mis primeros pasos que doy en este camino, poniéndome en disposición a ser guiada por la formadora que me acompañara en esta etapa. Mediante este estilo de vida y mediante esta Congregación de las FMMDP a la que el Señor me ha llamado; quiero con todo mi ser acoger y amar su voluntad.

Quiero como San Francisco y María Ana amar al Señor, amando y sirviendo a los hermanos. Agradezco a las hermanas por acogerme y por su testimonio que me ayuda a perseverar y por hacerme ver que si se puede llegar a la meta.

Estoy muy agradecida con DIOS por fijarse en mí, por darme a unos padres que a su manera tan sencilla me enseñaron a amarlo desde muy pequeña, pidiendo a la Divina Pastora que me acompañe en este caminar».

Sara

«¡Cómo no entregar mi vida a Dios si el me dio la vida!

Estoy muy feliz, llena de gratitud y contenta por el don de la vida, la vocación que Dios me ha regalado y por las Hermanas de la Congregación a la que pertenezco: FRANCISCANAS MISIONERAS DE LA MADRE DEL DIVINO PASTOR; les doy mi total agradecimiento por haberme acogido con alegría y esperanza.

Gracias porque fueron luz en mi ser y testimonio para mi vida.También quiero agradecer a las hermanas que me han acompañado durante el proceso de formación y discernimiento vocacional. Para mí ha sido una alegría y una oportunidad al tener que conocer a Jesús dentro de la Congregación y al tener que encontrar al Señor dentro de mi corazón desde allí he podido experimentar el amor de DIOS no solo en mí sino en el hermano. Y ahora al haber ingresado a una nueva etapa de formación quiero renovar cada día mi sí, por lo que quiero y deseo seguir discerniendo y clarificando, mi vocación.

He descubierto que lo más importante para seguir a Jesús es “ponerse en camino” Como María, Madre de Jesús y madre nuestra que se pone en camino, comparte su alegría y se pone al servicio. De esa manera quiero entregar toda mi vida al Señor y enamorarme cada día más de Él, dejando todo y entregando todo por amor a Dios».

Gloria

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