La tercera estación del Tren de la Paz se detiene en medio de nuestros barrios y pueblos, en las parroquias y las comunidades, en las puertas de las casas y lugares donde discurre la vida cotidiana.
Nos invita a subir al tren de la Familia de Jesús, donde nadie se queda fuera ni es extraño, porque la cercanía, el respeto, el cuidado y el crecimiento de cada uno/a es esencial. Nuestro tren no viaja por las vías del poder abusivo, la economía voraz, las relaciones maltratadoras y las dinámicas de rivalidad y exclusión. Nos propone un viaje diferente, por las vías del Reino de Dios, en comunidades de hermanos y hermanas, hijos amados de Dios.
Esta vez nos centramos en las páginas del libro de Xabier Pikaza, (pp.184-195), “El camino de la Paz. Una visión cristiana”, en las que nos habla sobre Comunidad, sentimiento de familia, hermandad, solidaridad, cuidado mutuo, común unión, cercanía, universalidad, comunidades reconciliadas, don, tarea, relaciones inclusivas, igualdad y dignidad.