La experiencia de la JMJ ha sido un regalo de Dios y de mi Congregación, que me han dado la oportunidad de vivir este momento.

Para mí fue una sorpresa, pues sabía del encuentro, pero no tenía en mente la posibilidad de ir. Siempre había escuchado hablar de la JMJ, que se reunían muchos jóvenes de distintas partes, pero no tenía un conocimiento de lo que era verdaderamente vivir ese momento. Sin embargo, iba dispuesta a la novedad, a vivir cada momento, y así fue.

Preparé el corazón, para tener un encuentro universal, de toda lengua raza, y nación… Me impresionó ver la multitud de jóvenes, que conmovió mi corazón y pude presenciar una iglesia viva, una iglesia con futuro, una iglesia llena de esperanza, donde todos somos llamados por un Dios que nos ama y nos mira con misericordia.

Y el Papa Francisco lo dijo muy claro: “TODOS, TODOS SOMOS IGLESIA “.  También venía a mi memoria aquel fragmento del evangelio donde la multitud iba en busca de Jesús, esa sed de encontrarse con la palabra, de encontrar sentido a la vida. Para mí eso fue la JMJ, un espacio para descubrir que Dios sigue creyendo en mí y en tantos jóvenes. Cada palabra pronunciada por el Papa Francisco, cada gesto, era como si las escuchara del mismo Dios, sentía que me estaba hablando. Verdaderamente me ayudó a fortalecer mi fe, reanimar mi esperanza y ver que no todo está perdido, que hay un Dios vivo presente en medio de un mundo sin horizonte y sin sentido.

Dios ha estado grande conmigo y pude presenciar otro hermoso regalo: visitar el santuario de Nuestra Señora de Fátima, una historia contada por los abuelos, que marcaron mi vida, una testigo de nuestro tiempo Sor Lucía, fallecida en el 2000. Todo esto tan vivo y tan presente, reafirma mi fe en un Dios vivo y resucitado, que todo lo hace nuevo. La presencia de María fue un momento de oración, para pedir por nuestro mundo herido.

Alcira Álvarez, juniora FMMDP

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JMJ Lisboa 2023: Un regalo providencial y una experiencia de fe

Personalmente el vivir esta JMJ no estaba en mis planes, pero sí en los planes de Dios. Siento que se me ha regalado lo que no había pedido, pero, que en un momento determinado de mi vida deseé vivir. Me brota el sentimiento de gratitud para con Dios y para con mis hermanas de Congregación que me han permitido vivir esta apasionante aventura.

 

 

La JMJ Lisboa 2023 ha sido para mí como un memorial de la experiencia del pueblo Israel en su travesía por el desierto, cuando caminábamos la multitud de jóvenes bajo el sol con su respectivo equipaje.

 

 

Uno de los aspectos sobre lo que me ayudó a tomar conciencia, es que somos peregrinos en camino al encuentro con el Padre.

 

 

Por otra parte, en medio de la incomodidad, intemperie me llevó a reflexionar sobre nuestro papel como discípulas de Jesús, a preguntarme: ¿Por qué hacemos esto? ¿por quién lo hacemos? A la vez fue una ocasión para empatizar con quienes no tienen un techo donde vivir.

 

 

 

 

 

 

Por último, diría que fue una experiencia transfiguradora, porque ha habido momentos especiales que nos llenaron de VIDA, como el contemplar un hermoso atardecer.

 

 

 

 

 

Reencontrarnos con rostros conocidos y encontrarnos con nuevos rostros.

También tuvimos la oportunidad de compartir nuestro Carisma Congregacional en la feria vocacional (ciudad de la alegría) con los jóvenes y no tan jóvenes que se acercaban.

Reina D. Hernández Figueroa