En esta Cuaresma desde «Enlázate por la Justicia» y en la línea de trabajo centrada en lo que llamamos «CUIDAdanía INTEGRAL«, se propone revivir la «dinámica del cuidado» en todos los ámbitos y territorios.
Para ello, “Enlázate por la Justicia” sugiere que durante estas semanas previas a la Pascua prestemos atención para «caminar» este tiempo fuerte de la Iglesia en coherencia entre nuestra interioridad, nuestro compromiso social y nuestro estilo de vida que puede contribuir al sufrimiento de personas en otras regiones de la Tierra y al del propio planeta.
Debemos tomar conciencia del origen común de la vida, de la pertenencia mutua y del futuro compartido. Somos seres sociales, somos «relación» y es preciso mejorar estos vínculos para garantizar la dignidad humana, de los diversos pueblos y de las generaciones futuras. La esencia natural del ser humano precisa fortalecer igualmente esta relación ecológica.
«A través del desierto Dios nos guía a la libertad»
El papa Francisco, como ya hiciera en el segundo capítulo de su encíclica «Fratelli tutti», nos vuelve a recordar en su Mensaje de Cuaresma 2024 las preguntas: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9), «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9), y con él también nos preguntamos ¿estamos en el «modelo de crecimiento que nos divide y nos roba el futuro, que ha contaminado la tierra, el aire y el agua, pero también las almas”?
Avanzar en estas respuestas exige una implicación política para promover recursos hacia una vida más digna sobre la base de los cuidados, que permita no solo sobrevivir, sino anticipar las condiciones para una mayor cobertura en las distintas situaciones y lugares vitales, y que genere agradecimiento. Requiere discernimiento y actuación desde una disposición dialogante, respetuosa, libre de agresión y conciliadora. «Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios» y parar ante quien siente o tiene una herida. «La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías».
La Cuaresma es «un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio».