¡Por fin llegó el día 7 de abril! La comunidad del Hostal y el grupo de hermanas del curso de Espiritualidad que se encuentran aquí, en Granollers, esperábamos este día con ilusión. Para poner a María Ana a la veneración de los fieles en su parroquia, Santa Eulalia de Corró de Vall.
Y así fue: ¡UN DÍA DE FIESTA!
Participamos en la eucaristía todas las hermanas, las asociadas, un grupo de profesores, alumnos, amigos…
En la homilía, el Padre Sergio hizo un breve pero cálido recorrido por la vida y obra de Nuestra Madre.
Al terminar la Eucaristía, nuestra Hna. Geles, dio las gracias por todo lo que fue esta gran mujer, a la vez que hizo alusión a la significación que, para toda la familia de la Madre Mogas, supone tener este lugar en la que fue su parroquia.
Después de la bendición se pasó a besar la reliquia. Con gran devoción fue llevada la imagen de María Ana al lugar asignado en el templo para su veneración.
Terminamos el acto cantando el himno a María Ana. Fue algo entrañable, la emoción, se palpaba en las hermanas y en la gente.
A continuación, hermanas y asociadas, continuamos celebrándolo con la comida, donde se comentó lo sencillo y entrañable que todo había resultado.
Terminamos la comida con un brindis y degustando las ricas tartas que obsequiaron las asociadas.
Hay cosas que se pueden contar, pero difícil explicar lo que se vive.
“Esta escultura no es un adorno, sino un recordatorio, una llamada, a escuchar cada día la Palabra del Señor y ponerla por obra: lo que importa en la vida es amar.
Mirarla puede invitarnos a hacer memoria de nuestras raíces: esas raíces escondidas que son las que permiten dar vida, florecer y dar fruto. De ellas vivimos. Son nuestra iglesia, nuestros santos… Al verlos y escucharlos, recordamos quiénes han escogido la mejor parte. Damos gracias por todo ello”.