El día 2 de febrero, día Mundial de la Vida Consagrada, se erigió como Casa Noviciado la comunidad de Matola (Mozambique), que acogerá desde ahora a las novicias de la Región de África.

En ese día iniciaron esta etapa una joven procedente de Angola y seis de Mozambique. Ellas se hacen eco de la experiencia vivida ese día:

“En primer lugar, alabar al buen Dios por la vida y la vocación al dar un paso más en mi camino. Decir que fue un día muy feliz y emotivo, donde me sentí perteneciente a esta Congregación de FMMDP. Mis más sinceras gracias”. Fina Zeca

“En este día de gran alegría, mi corazón palpitó al decir mi SÍ al Señor en este camino de vida consagrada. Doy gracias a Dios por la oportunidad de dar un paso más en este Instituto”. Merucha Rumen Francisco

“Cuando entré al noviciado me sentí feliz porque me di cuenta de que sigo respondiendo al llamado de Dios en este Instituto. Les agradezco la oportunidad que me dan las hermanas”. Nadir Máquina

“Desde el primer día que entré al noviciado, sentí una experiencia diferente a las demás etapas; sentí una alegría inmensa dentro de mí y sigo escuchando la llamado divina que hace el Señor. Doy gracias a Dios y a las hermanas por esta oportunidad y por acompañarme”. Miquelina Julio

“Doy gracias al Señor que me ha llamado a través del pueblo como cualquier otra joven, habiendo entrado en la nueva etapa del noviciado todavía me siento joven en el camino donde voy a dar mi respuesta, por eso Me encomiendo a Dios para ser intercesor del pueblo de Dios siendo vida para los demás”. Sandra Dionisio Manuel

“El día que entré al noviciado fue muy especial y emotivo: me sentí feliz y amada. Quiero agradecer a Dios por tantas gracias y ayudas que me ha dado desde la primera experiencia hasta ahora. A todas las hermanas del Instituto, a mis compañeras de camino y a mi familia por todo su apoyo. Quiero vivir esta fase de mi formación según el carisma de Madre Mogas, viviendo con los hermanos en Amor y Sacrificio”.   Cristina João Jorge

“Doy gracias al Señor por la vocación y la familia. Habiendo entrado en esta nueva etapa, uqiero dar mi sí a Dios, que sea intercesor de mi vida y de los demás. Doy gracias a todas las hermanas del instituto que aceptaron mi sí al dar este paso hacia esta nueva etapa. Que cada uno busque no su propio interés sino el interés de los demás”. Domingas Marcelino Sobrijal