El 1 de febrero, en la víspera del día de la Vida Consagrada, tuvo lugar en Madrid “Luces en la ciudad”, una iniciativa organizada por las Delegaciones de Pastoral Vocacional y de Infancia y Juventud con la que se pretende que jóvenes, de 16 a 35 años, conozcan la belleza de la Vida Consagrada, descubran el sentido de su vida y se suscite en ellos una pregunta vocacional.
La comunidad del Noviciado, en Vallecas, fue elegida para participar este año en la jornada, convirtiéndose en una oportunidad para nosotras de abrir nuestras puertas a los jóvenes y ser testigos desde la sencillez y la pequeñez; fue un encuentro muy significativo en el que fueron acogidos al estilo africano, con música y cantos, recibimiento que los emocionó mucho. Luego con distintas dinámicas dimos a conocer el don del Carisma de nuestro Instituto, desde un diálogo abierto, los invitamos a vivir la vida en clave vocacional, oramos con ellos y finalizamos con un pequeño compartir.
El Evangelio de este día nos hablaba de la semilla que es enterrada y va creciendo sin que nadie lo sepa o del grano de mostaza que es la más pequeña de todas las semillas y luego se convierte en un árbol inmenso… Tal vez no por casualidad esa palabra iluminaba nuestro día, así es el Reino de Dios, nos dice Jesús, algo pequeño, que quiere crecer para dar cobijo y vida. Algo discreto que quiere hacerse presente. Sin imponer, sino proponiendo, estamos seguras que en muchos jóvenes quedaron como semilla los diferentes testimonios, las palabras, la oración, los Carisma… y creemos que es el Reino que continúa creciendo en el corazón de muchos jóvenes y que nosotras cada día podemos ser participes de esa siembra, agradeciendo el sentirnos llamadas.
Salieron muy contentos de casa, agradeciendo el testimonio de acogida, alegría y vida entregada, participando nosotras con ellos de esa misma alegría. Después todos nos unimos en la Vigilia Adoremos en la Catedral, principal momento de comunión.