El domingo 26 de febrero, una embarcación, proveniente de Turquía, en la que viajaban más de 200 personas migrantes, naufragaba en la costa sur de Italia. Al menos 67 personas perdían la vida y sus cuerpos eran localizados este domingo en la región de Calabria.

El Secretario General de la CONFER, Jesús Miguel Zamora, ha realizado una reflexión en la que se pregunta cuántos tienen que fallecer para que las políticas de acogida puedan ser una realidad en nuestro país.

La vida humana se ha vuelto a truncar de nuevo en el Mediterráneo. Parece que esto se hace costumbre adquirida y natural porque vuelve a hacerse realidad el viejo aforismo: “La muerte de uno es una tragedia; la de muchos, una estadística”.

Nos hemos encontrado como humanos, recogiendo muchos cuerpos que han sido devueltos a la orilla por el mar, cuando los moradores de una débil embarcación pretendían llegar a las costas de Italia. A pocos metros de la misma, se ha roto y el mar ha engullido como un león hambriento cuerpos de niños y adultos, de hombres, mujeres y niños dejando una estela de dolor difícil de asimilar. Y, luego, cuando ha ido devolviendo lo que no es suyo, como si quisiera desprenderse del “cuerpo del delito”, pero también cobrándose el peaje de una travesía que ha acabado en tragedia, han ido apareciendo cuerpos, algunos desgarrados por el oleaje como un tributo por haberse lanzado a lo que algunos creen que es una aventura apasionante.

Puedes leer el artículo íntegro pinchando en el siguiente enlace