El día 11 de mayo la comunidad JMJ 2011- I. Ellacuría nos hemos reunido con un grupo de 35 jóvenes de las distintas parroquias pertenecientes a la Vicaría 2. Los acompañaba el Vicario José Luis Díaz.

El objetivo de este encuentro era que los jóvenes pudieran escuchar el testimonio de unas personas creyentes ante la pregunta de cómo se podía descubrir el rostro de Dios en unas realidades concretas como son el Residencial JMJ 2011 y el Hogar Santa María de la Vida.

El encuentro tuvo varios momentos:

  • Presentación del Residencial, por Arantxa Manzanares, Trabadora Social, y del Hogar por una hermana. En esta presentación se destacó por parte del Residencial aspecto tan importante como son la acogida, la escucha y el ser apoyo en todas las necesidades que presentan las personas que allí residen: emocional, empleo, vivienda, gestión económica, educación de los hijos, salud. Es importante recalcar que de las 55 familias que en este momento están acogidas 35 son mujeres solas con hijos a cargo. En cuanto al Hogar quisimos recoger aquellos aspectos que han guiado estos treinta años de andadura y que siguen siendo hoy objetivo y deseo, como pueden ser el encuentro y la capacidad de hacer familia con los niños, con las familias, con los vecinos y con las personas del barrio.
  • En un segundo momento los jóvenes expresaron, con una palabra, actitudes que pueden ayudar a que nuestro mundo, nuestra sociedad sea un poco más signo del Reino que Jesús hizo presente.
  • Después de este compartir, que fue muy rico, cada una de las hermanas comunicamos nuestra experiencia del encuentro con Dios en las personas con las que cada día nos relacionamos y cómo descubrimos el rostro de Dios en estas personas vulnerables, pequeñas y muchas veces con grandes dificultades.

Durante todo el tiempo los jóvenes se mostraron atentos e interesados. Su actitud de atención, participativa e interesada nos lleva a pensar que los jóvenes están con necesidad de escuchar algo diferente a lo que cada día les muestran los medios de comunicación.

Al final reconocíamos y dábamos gracias a Dios que se muestra cercano en los pequeños, que es Padre-Madre de todos y que nos invita a ser escucha, acogida, caricia y puerta abierta para todos.