Vamos a terminar un año de acción de gracias por los 25 vividos entre esta buena gente. Aunque la gratuidad se vive día a día, no podemos pasar por alto, ni dejar de compartir, con todas las hermanas y hermanos, lo recibido y celebrado en este año, a través del simbolismo hecho vida, en una serie de detalles-sorpresa, desde la Fundación, hasta todos los vecinos.

Betanzos

Por sorpresa, se nos invitó, casi sin antelación, a una comida fuera de casa, sin saber a dónde ni con qué motivo. En el coche del presidente de la Fundación, llegamos a Betanzos, en donde nos esperaban, Adela y Henar, con Ángela, miembro del patronato.

Las fotos hablan: Comida de confraternidad, paseo por la cuidad y Eucaristía en el oratorio de los PP Franciscanos. Todo estaba preparado.

 

 

Fiesta de los Mayores en los locales del Concello de Samos

La Fiesta de los Mayores tuvo que ser trasladada en sus mismos comienzos, por cuestión de la lluvia, a los locales del Ayuntamiento.

Como reza en el SLOGAN, “Festejando a los Mayores”, todos ellos, mayores, jóvenes y pequeños, han dedicado su Fiesta al agradecimiento de los 25 años de presencia de la Congregación entre ellos.

Armenteira

En el mes de octubre nos invitaron a pasar un día en el Monasterio Cisterciense de Armenteira. Nos habíamos hecho la idea de que sería un día de retiro. Allá nos vamos. Por el camino se incorporaron dos miembros del patronato.

Al llegar al Monasterio nos encontramos con que estaba programada la celebración de la Eucaristía: ¡Entrañable sorpresa! En el momento de la bendición y del envío, recibimos un precioso y simbólico detalle de la cerámica de Sargadelos. Tiempo de calma en el monasterio y pasamos al Grove. En un restaurante, compartimos nuestro Xantar.

Después de un garbeo por el Paseo Marítimo de Sanxenxo, dando gracias al Señor y a los hermanos, volvimos a casa.

Celebración vecinal

La tarde del 23 de noviembre, comenzando la Visita Canónica con la M. Provincial, Inmaculada García y la Hermana Ángeles Vargas, alguien nos invitó a cenar. Nosotras, ninguna de las tres, encontrábamos demasiado sentido a aquello.

Llegada la hora, nos llamaron y acudimos. Al entrar en la casa, silencio. Nos introducen en el comedor y, ¡la gran sorpresa! Todos los vecinos sentados, con la cena sobre la mesa, esperándonos.

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