Llena de gratitud, en comunión con toda la Iglesia, de manera especial con cada hermana de la Congregación, nos reunimos como familia, comunidad cristiana, el pasado día 12 de febrero, en la casa de espiritualidad Madre Mogas en San Diego de los Altos – Venezuela, para dar gracias a Dios por mis 25 años de Vida Consagrada.
Mirar el camino recorrido durante estos 25 años es constatar que ha sido Dios quien lo ha hecho todo. Él ha tomado mi pobreza, mi barro, mi fragilidad, mi pecado y lo ha engrandecido, lo ha ido embelleciendo, transformando y sé que por su Gracia y amor va seguir haciéndolo hasta que me encuentre con Él definitivamente.
Hoy doy gracias por las hermanas y laicos de las diferentes comunidades donde he sido enviada dentro y fuera de Venezuela. Cada hermana con su testimonio, oración y consejo ha sido instrumento de la mano de Dios sobre mí.
La misión encomendada en cada tramo del camino me ha dejado aprendizaje, experiencia, rostros, nombres que han tatuado en mi corazón a un Jesús vivo y presente en los más necesitados… Wonkén, Santa María del Zulia, Ciudad Piar, Curichapo, el comedor “Reina de la Paz”, el Hogar de niños, el Residencial JMJ, son algunos de los lugares en los que Dios se ha hecho presente, en los que me ha sanado a través de los pequeños, en los que he experimentado que los rotos podemos ser restaurados, salvados y repararnos unos a otros.
Llegar hasta aquí y sentir en lo profundo la llamada de Dios que sigue diciéndome “Sígueme” es motivo de gozo y esperanza. Por ello con cada hermana y hermano te digo ¡Gracias, Señor, Gracias! “Aquí estoy para hacer tú voluntad”, porque eres tú el gran “Yo Soy” que lo haces todo en mí.
Fabiola Hernández
Nos alegramos y damos gracias contigo. Que El Senhor te guarde y te proteja.
Irmãs de Lisboa: Emilia, Delfina e Arlete. Un abrazo